jueves, 4 de noviembre de 2010

Viejas heridas

Hace un rato, visitaba los blogs amigos y por casualidad me topé con uno que me hizo revivir unas muy viejas heridas...heridas que son sólo mías...heridas profundas y difíciles de olvidar...heridas que perduran como cicatrices del alma...no se ven...pero siguen doliendo al paso de los años...

Contaba con escasos 9 o 10 años, no logro recordar con exactitud... era una niña...y una niña ingenua, inocente, que gustaba de jugar a "cosas de niñas"...Era una mañana de Año Nuevo, siempre nos amanecía, y contrario a la "costumbre popular" no bebiendo ni bailando...sólo platicando, jugando, divirtiéndonos sanamente como mi madre nos enseñó.. al ser una familia numerosa, esas noches-mañanas tod@s mis herman@s se quedaban en casa con sus respectivas familias, mi madre dejó varias habitaciones instaladas con ese fin, a pesar de no vivir más que tres en su casa...desperté temprano y me fui a sentar a la sala, contemplaba el arbolito de Navidad, el pesebre...me sentía feliz y en paz...en el silencio de aquel hogar, en tanto sus múltiples inquilinos y visitantes aún dormían...

No lo escuché acercarse...sólo sentí su presencia a mis espaldas y su mano acariciando mi cabello...traté de levantarme y sólo sentí unos pesados brazos sobre mis hombros que me lo impidieron...no acerté a decir nada...sólo tuve miedo...mucho miedo...tanto que me paralizó por completo y sólo me quedé ahí...quieta...sin hacer un solo ruido... Él seguía parado detrás de mí, después de acariciar mi cabello, continuó con mi cara...y siguió bajando por mi cuello...metió la mano por debajo de mi pijama y tocó insistentemente mis incipientes senos...un sentimiento de impotencia y culpa comenzó a apoderarse de mí... comencé a sentirme sucia por primera vez en mi vida...no dejaba de repetirme en mis adentros que yo había provocado eso que me estaba ocurriendo...quería gritar...pedir ayuda...pedirle que no siguiera...pero no pude hacer nada...mis labios estaban sellados y sentía que si abría la boca no saldría mi voz... Sacó su mano de mi blusa para instalarse en mi pantalón...por fuera comenzó a estrujarme y a hacerme sentir un objeto...era como si no fuera yo... como si mi cuerpo estuviera separado de mi mente y mi corazón...no podía llorar aunque eso quería hacer...mis músculos parecían atrofiados, pues no acertaba a mover ni un dedo... Finalmente se perfiló hacia adentro de mi ropa...pude sentir sus grandes y temblorosas manos en mi piel...y comencé a ahogarme en una sensación de pánico y dolor por lo que estaba por ocurrirme... dirigí mi mirada hacia aquel pesebre...y en mi mente sólo pude decir: "por favor ayúdame"...

Un ruido al fondo de la casa le hizo sacar su mano y alejarse inmediatamente...yo seguía inmóvil y aterrada...su esposa llegó y me preguntó: "¿qué tienes?"..."nada", fue mi breve respuesta mientras corría a mi recámara por ropa limpia y grandes lágrimas rodaban por mis mejillas...me bañé para quitar sus manos de mi piel...para olvidar su olor que se había impregnado a mí...quise limpiar mi cuerpo y volver a ser la niña que era hasta hacía tan poco tiempo...pero no pude...

Desde ese día me veía como si yo fuera de su propiedad...evitaba su cercanía y él la procuraba...algunas veces me encontraba en la cocina impidiéndome -veladamente- el paso a la salida...casi creo que hasta disfrutaba ver el miedo en mi rostro...si casualmente debía pasar junto a él, su mano rozaba ligeramente mi cuerpo...haciéndome sentir la misma culpa de aquel día una y otra vez... Nunca me dijo que me callara...no fue necesario...creo que él me conocía bien, sabía que haría cualquier cosa por no perturbar la tranquilidad de mi familia...

Tanto aprendí a mantenerme callada, que cuando a los 14 años un doctor del ISSSTE envió a la enfermera afuera y cerró el consultorio con llave...enmudecí como aquella mañana... recostada en la camilla le permití que tocara mi cuerpo -sólo eso, afortunadamente- una y otra vez...salí de ahí con la misma sensación, el mismo sentimiento de culpa y vergüenza... y el mismo silencio que me acompañaría...

No por eso soy lesbiana...a lo largo de mi vida he conocido también buenos hombres, padres ejemplares y amigos honorables... Y del mismo modo...hubo una mujer...familiar para variar, que tocó y besó todo mi cuerpo poco después de aquella mañana de Año Nuevo..."no te asustes, esto no es malo"...fueron sus palabras...

Hace varios años le dije llorando a mi madre lo que había ocurrido aquella mañana... después de que me señalaba a ese matrimonio como lo que "debía ser"...tratando de hacerme cambiar y dejar de ser una vergüenza para ella y su familia... "ya no es hora de hacer reclamos ni echar a perder un matrimonio de tanto tiempo"...fue su respuesta...